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Charlotte Corday ¿Heroína o asesina?
Por: Paola Juárez

“¡Trabajamos en nuestra propia perdición con más celo y energía que los que hemos empeñado jamás para conquistar la libertad! ¡Oh, franceses, un poco más de tiempo, y no quedará de vosotros más que el recuerdo de vuestra existencia!” (Charlotte Corday)
En esta revista y en esta sección de artículos se abre un espacio para pensar a la mujer, a través de artículos anteriores fuimos atravesando la historia o historias, de muchas mujeres que traspasaron periodos importantes y que aún retumban en nuestra forma de organización política y que, como he mencionado en ocasiones anteriores, no se les ha concedido la importancia suficiente, es por eso que utilizo este espacio para escribir sobre ellas, mujeres fuertes y valientes que valen los minutos de su día para conocerlas.
Hablamos hoy, tanto de una asesina como de una heroína, ella es Charlotte Corday, nos dice Séverine que si queremos hablar del ejemplo de una mujer de la Revolución, inmediatamente debe resonar su nombre en los escritos históricos, su nombre completo es Anne Marie Charlotte Corday, nace en 1786 en Argentan y fue descendiente en quinta generación de Pierre Corneille, un dramaturgo francés considerado uno de los mejores del siglo XVII, él escribía novelas, tragedias y poemas en versos alejandrinos, lo cual, debido a su difícil y específica forma de escritura compuesta de catorce sílabas métricas, era algo bastante impresionante y difícil de lograr, pero Charlotte no escribía poemas o novelas, a ella le interesaba leer sobre política, saber lo que decían las gacetas y revistas de la época, lecturas serias como Rousseau y Plutarco, ella no representaba una fina voz de la poesía, ella representaba una voz fuerte, valiente que defendía a la república de Francia.
Nos dice Séverine que “era huérfana de madre y fue abandonada por su padre, un aristócrata republicano. Vivió en Caen con una parienta anciana, viuda del tesorero de Francia Coutellier de Bretteville. Educada en la abadía de las Damas de Caen, leía los periódicos y le apasionaba la política: se ubicó del lado girondino contra Marat, «el masacrador de septiembre», a quien acusó de fomentar la guerra civil”.
Como nos mencionan en la cita, Charlotte formaba parte de los Girondinos, un grupo político que recibía este nombre debido a que la mayoría de sus integrantes provenían de Girona, una región de Francia, este grupo estaba influído por las ideas de la Ilustración, defendían los ideales de libertad e igualdad, Jean Paul Marat, mencionado en la cita anterior como el “masacrador de septiembre” fue un médico, científico y revolucionario, sus años en la política comienzan en 1789, dos años antes había escrito varios textos con tintes políticos sobre patria, constitución, leyes etc. En el año antes mencionado comienza a redactar un periódico de opinión: “El amigo del pueblo” con un tono bastante violento en el que sus críticas eran para los “enemigos de la revolución” quienes para él eran los partidarios del antiguo régimen o bien, los revolucionarios moderados, es decir, los Girondinos, un ejemplo de sus sentencias las leemos en el artículo de Ortiz de Urbina “Hace un año, quinientas o seiscientas cabezas cortadas nos habrían hecho libres y felices. Hoy deberíamos cortar unas 10,000. Dentro de unos meses puede que cortemos tal vez unas 100,000 y se harán maravillas, porque no habrá paz en ti si no logras eliminar, hasta la última descendencia, los enemigos implacables de la patria”. 1
Además decía que “Es necesario erigir ochocientas horcas en el jardín de las Tullerías para colgar a todos los diputados traidores de la patria y, en medio, una hoguera para asar a todos los ministros y sus seguidores”.2
Gracias a sus rabiosas palabras se gana muchos enemigos y se esconde por un tiempo pero cuando en 1792 se declara la nueva República francesa, cambia el nombre de su periódico por “Diario de la República Francesa”, nos dice el mismo autor arriba mencionado que para 1794 existía en los sectores revolucionarios una verdadera borrachera de sangre, la gente disfrutaba de esos espectáculos que proporcionaba la sangre de las cabezas guillotinadas, era como una especie de rabia y entusiasmo hacia las masacres colectivas, y en este mareo comunal e importancia de ver tantos y tantos cuerpos guillotinados aparece Charlotte Corday, para ella era importante que la república estuviera formada por franceses que fueran “hermanos” una fraternidad republicana, por así decirlo, y ella ve en Marat una terrible amenaza que desembocaría en su patria desintegrada y dividida, así que con sus 25 años y una “cara angelical” toma la decisión que cambiaría la historia.
Charlotte le había enviado cartas a Marat para pedirle un encuentro, le decía en sus cartas que tenía en su poder una lista con los nombres de las personas enemigas a su causa y que podría interesarle: “Le he escrito esta mañana, Marat; ¿ha recibido mi carta? No puedo creerlo, se me niega su puerta. Espero que mañana me conceda una entrevista. Se lo repito, llegó de Caen, tengo que revelarle secretos muy importantes para la salud de la República. Además se me persigue por la causa de la libertad. Soy desafortunada, basta que lo sea para tener derecho a su patriotismo”. Al no tener respuesta a estas cartas Charlotte decide un 13 de julio de 1793 aparecer en su puerta y obliga a la portera a que le deje entrar, llega a su baño y encuentra a Marat en la tina tomando unos baños depurativos que por su condición en la piel era obligado a tomar diariamente, se acerca y de su corpiño saca un cuchillo con el que le da muerte. Ella fue arrestada de inmediato y sin poner resistencia alguna, valiente y heroica, fue guillotinada cuatro días después. Cuando se le está haciendo el juicio pronuncia las siguientes palabras: “Miserables, no esperaba aparecer ante ustedes, siempre pensé que debía ser entregada a la indignación de la gente, despedazada y que mi cabeza clavada en lo alto de un pico, debería haber precedido a Marat en su cama, sirviendo como punto de reunión para los franceses, si aún quedan algunos dignos de ese nombre - pero si pasa que tenga aún los honores de la guillotina, y mis fríos restos son enterrados, pronto tendrán que hacer honores en el Panteón y mi memoria será más honorable en Francia que la de Judith en Bethulia”.
1 “iI y a un an, cinq-cents ou six-cents têtes coupées nous auraient fait libres et heureux. Aujourd'hui on devrait en couper 10.000. Dans quelques mois vous en couperez peut- être 100.000 et vous ferez des merveilles, parce qu'il n'y aura pas de paix pour vous si vous n ‘arrivez pas à éliminer, jusqu ‘au dernier jeton, les ennemis implacables de la patrie”.
2 “il faut dresser huit-cents potences dans le jardín des Tuileries pour y accrocher tous les députés traités à la patrie avec, au milieu, un bücher pour y rótir tous les ministres et: leurs suppóts”.
Fuente:
Auffret, S. (2020) La gran historia del feminismo.
La mujer en la Revolución francesa de 1789 JESÚS CANTERA ORTIZ DE URBINA. U.C.M.