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De cuarentena y transmisores


Autor: José David Valdivia Cordova.

Por más que busqué y quise escapar de escribir sobre temas de enfermedades o cuarentenas que dejan ver un escenario casi apocalíptico, no pude escapar y me uniré a la ola. Primero recordarte que como adolescente que eres esta cuarentena debe de ser de lo más sencilla para ti, porque estas conectado con tus amistades a través de una red social, el acceso que tienes a distintos medios de comunicación o de entretenimiento hace que los que tenemos más de 30 años te envidiemos y hagamos el clásico comentario de “difícil en mis tiempos, si esto hubiera pasado en los 90´s ahí si nos hubiéramos vuelto locos, no había nada de Facebook y Netflix”.

Si a tus padres les parece que esta cuarentena hubiera sido difícil en las últimas décadas del siglo XX, te invito a que revises fotografías de cómo eran los niños en el siglo XIX, revisa sus ropas y notaras que eran similares a la de los adultos pero en tallas pequeñas y lo mismo era para las obligaciones, sino me crees ponle pausa a esta lectura y has una busca rápida en internet y compruébalo tú mismo. ¿Qué tal? ¿Mentí? Pero basta y hablemos de ciencia, como ya te habrás enterado no es la primera vez que pasa algo parecido y como raza, hemos obtenido muy buenos frutos de estas contingencias. Te contare dos ejemplos

Corría el año de 1665 en Londres, ratas contenían la bacteria Yersinia Pestis y por medio de las pulgas trasmitían la enfermedad conocida como peste bubónica. ( se cree que llegaron en barcos desde Ámsterdam) la prestigiosa Universidad de Cambridge decidió cerrar por cuarentena sus puertas y de esta forma un joven Isaac Newton tuvo que retirarse a la casa de su familia en Woolsthorpe Manor, Newton era muy bueno en las matemáticas y física (como ya sabes) pero muy malo para los quehaceres de la casa. Entonces ¿qué hizo durante todo ese tiempo? Pues pasar de ser bueno para las matemáticas y la física a ser excelente, es en esa casa en un pequeño poblado de Londres que comienza a pensar en la teoría de la gravedad, que es cuando los objetos caen porque son atraídos por una fuerza que viene del centro de la Tierra, te recuerdo que estoy redactando algo que sucedió en el siglo XVII todavía creíamos en Aristóteles y que las cosas caían al piso porque se les acababa la fuerza vital.

A finales del siglo XIX un médico estadounidense llamado Teobaldo Smith comenzó a notar como vacas sanas compradas en la parte sur de Estados Unidos para ser llevadas hacia la parte norte de ese mismo país podían enfermar de fiebre a vacas que ya estaban ahí, en el norte. Tenía muy pocos años que Louis Pasteur nos había mostrado que algunas enfermedades eran causadas por bacterias y no por la ira de Dios, estas enfermedades eran trasmitidas de humano a humano, pero que pasa cuando no hay contacto. Teobaldo encontró la solución en las vacas viajeras. Demostró como garrapatas eran causantes de la fiebre, por primera vez conocimos que una especie no humana podía enfermarnos.

Ya sé que te llamó la atención (o eso me gustaría creer) como mencioné que la trasmisión de la enfermedad en el caso de Newton que fue años antes de lo de Teobaldo. Lo que pasa es que esos estudios son recientes, siempre estamos reconstruyendo la historia.

Para cerrar, tenemos que el ser humano siempre ha tenido que librar batallas contra enemigos invisibles como los virus y las bacterias. Esos retos nos han servido para descubrir cómo se trasmiten y de esta forma poder prevenir y la más importante creo yo es que en una cuarentena puedes aprovechar el tiempo tal y como Newton lo hizo.

Bibliografía:

Kruif de Paul (2013) cazadores de microbios. Editorial EMU, D.F. México

Gibson Ian et al (1983) Protagonistas de la civilización: Newton. Editorial Debate/Itaca, Madrid España

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