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Existencialismo

Autor: José Carlos Villalobos Ávila
El existencialismo es una corriente filosófica que analiza la existencia humana desde el punto de vista de la libertad individual.
Jean Paul Sartre nació en Paris el 21 de julio de 1905 y murió el 15 de abril de 1980. Fue el principal exponente del existencialismo. El mismo Sartre define esta doctrina como “la postura que lleva hasta sus últimas consecuencias un franco ateísmo como punto de partida”. (Saenz, 1995)
Sus principales obras son, El ser y la nada, la náusea y el existencialismo es un humanismo, entre otras.
Sartre sostiene que la existencia precede a la esencia, la esencia se debe entender en este contexto como la naturaleza de qué están hechas las cosas. Esto quiere decir que él creía que el hombre cuando nace, es “echado a este mundo, y desde ese momento es responsable de todo lo que hace”, sin nada más que su existencia, y que no hay nada antes. El hombre -decía- no tiene una esencia universal, no es la misma para todos los hombres, sino que se va fabricando su propia esencia, va forjando su propia historia y, por lo tanto, su autobiografía. Es conocido su ateísmo, pero no era un ateo convencional ni radical, fundaba su inclinación religiosa en dos tipos de existencialismo: Uno cristiano, basado en la doctrina que propone la religión, adoración total a un Dios y su doctrina; y otro ateo. Sartre se define por éste último. Declara que si Dios no existe hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia. Esto significa que el hombre no es definible porque empieza por no ser nada, sólo será después y será tal y como se haya hecho, luego entonces, no hay naturaleza humana porque no hay Dios para concebirla. (Literatura, 2010)
Insistía que el hombre no tiene naturaleza hecha (en esto se distingue de los objetos), y afirmaba que el hombre no tiene libertad, el hombre es libertad. Para él no existe el determinismo (que no había cuestiones ya preestablecidas), o sea que el hombre continuamente se está auto determinando. La libertad es la misma elección del hombre.
Si extrapolamos su filosofía al presente, nos daremos cuenta que la mayor parte de la gente que formamos este grupo social donde vivimos no es genuina, y no lo es porque se niega a cargar con la responsabilidad de sus propios actos, se escuda en el culto religioso, en la ausencia de bondad y en una moral determinada por valores falsos. Porque la libertad individual del hombre depende en estos días de ese tipo de valores. Y debiera ser al revés, según Sartre, la libertad crea valores, surgidos de la existencia y la responsabilidad de cada uno de esos actos. No debemos culpar de nuestro proceder a los demás, porque lo que nos pasa es consecuencia de nuestras propias decisiones, buenas o malas.
Es más fácil vivir así, porque el hombre que efectivamente vive su libertad, siente el peso aplastante de la responsabilidad, y eso le produce angustia. Por tal motivo, la gran mayoría de los individuos prefiere evadir la existencia auténtica, que es libre, responsable y angustiada, y se refugia de “mala fe”, en los valores y reglas ya hechas. De este modo actúa en función de otras cosas, no por sí mismo. Significa que no siente angustia, pero vive (si, vive, no existe), con una existencia inauténtica como un cobarde. Ir a pedir opinión de lo que debemos hacer en tal o cuál situación a un amigo, un familiar, o al párroco de la iglesia, es no querer afrontar la decisión de uno mismo. Sin embargo, ¿Acaso no es nuestra propia prerrogativa lo que al final hacemos? Pero no lo aceptamos, necesitamos alguien a quien culpar.
Tal vez sea hora de afrontar nuestros propios demonios y proceder como Sartre decía en su existencialismo: “El hombre no nace, se hace”
Referencias Bibliográficas.
Literatura, G. d. (2010). El Existencialismo es un Humanismo. Editores Mexicanos Unidos.
Saenz, R. G. (1995). Historia de las doctrinas filosóficas. Esfinge.