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El sentido de la vida

Autor: José Carlos Villalobos Ávila.

La filosofía, desde su aparición, se ha ocupado de proponer elementos para llegar a una explicación generalmente aceptada de los fenómenos que rodean la existencia del individuo. Su historia yace permanente en las ideas de los filósofos de la antigüedad, de cómo comenzaron a cambiar el mito por los hechos racionales. Miles de páginas se han escrito haciendo alusión a Tales de Mileto, Pitágoras, Heráclito y Parménides, entre otros. Ellos pusieron la piedra angular en la dinámica del pensamiento, y con ello, brindaron las causas que consideraban relevantes para que la humanidad no se perdiera en la oscuridad de la ignorancia de la época.

Platón proponía que se debe llegar a un mundo que se encuentra lejos de este orbe terrenal, pero únicamente siendo virtuosos de alma podremos alcanzar ese mundo de las ideas después de morir y quedarnos ahí, felices por toda la eternidad.

Para Aristóteles, por su parte, la virtud está en la racionalidad. Es decir, decía que para alcanzar la felicidad, el ser humano debe dedicarse al saber.

Pero, ¿Cuál es el sentido de la vida en realidad?

En filosofía, por ejemplo, la inquietud compartida por el hombre de las cavernas y el del siglo XXI sigue siendo idéntica: ¿Cuál es el sentido de nuestra vida? Con diversos alcances y matices, la humanidad ha tratado de dar una respuesta satisfactoria a esta interrogante y a partir de las diferentes respuestas se ha articulado un sistema de pensamiento cada vez más complejo y con múltiples experiencias que no es sensato ignorar. Por ello, aunque la pregunta básica siga vigente en sus términos más generales, las respuestas no pueden ser las mismas. (Gutiérrez, 2012, p 6)

El texto anterior de Leonardo Curzio no puede ser más oportuno en su explicación, pues nos ilustra que en cuanto a la pregunta original, aún estamos en su búsqueda.

La filosofía contemporánea trajo consigo otras ideas al respecto, aunque como puntualizamos, nunca perdiendo el sentido de la cuestión original. Martin Heidegger, considerado el más importante filósofo de los últimos tiempos, también tenía su opinión en relación al sentido de nuestra vida. Tal vez sea la más hermosa forma de concebir esa pregunta, pues Heidegger comienza por rechazar las tesis de los filósofos que no se ocupan del ser, incluso se refiere a que, dichos filósofos se olvidaron del ser, y le dieron más trascendencia al ente. Es decir, la filosofía anterior, excepto por Parménides y Platón, confiere mayor relevancia al aspecto óntico (ente) que al ontológico (ser). Esto para Heidegger no tiene sentido, para él lo importante es la relación del hombre con el ser:

Para abordar al ser, Heidegger quiere tratar primero el tema del hombre, porque este es el que se pregunta por el ser. Preguntarse por el ser significa que ya se tiene un cierto conocimiento atemático del ser. El hombre es el lugar en donde el ser se esclarece y se manifiesta. Por esto, Heidegger llama Dasein a la realidad humana. Este término significa, literalmente “ser-ahí”, y se quiere señalar la especial vinculación del hombre con el ser. (Saenz, 1995, p 204)

Esto quiere decir que para Heidegger la esencia del Dasein es la existencia. Cómo lo podemos apreciar en el siguiente texto:

En su pregunta por el sentido del ser, Martín Heidegger (1889 – 1976), utiliza tres conceptos que son centrales en toda su estructura filosófica: Dasein, tiempo y mundo. Dasein, que literalmente significa “ser ahí” y se refiere a la existencia humana y al ser humano mismo. Tiempo, entendido como aquello en lo que se producen los acontecimientos y es horizonte de posibilidad para toda comprensión del ser en general por constituir elemento integrante de la existencia humana. Y mundo, como aquello que ocurre, que se nos aparece, lo que preexiste al ser. El filósofo alemán presenta una doctrina del ser existencial basada en la pregunta que por el ser formula el Dasein, cuyo ser es su existencia en el mundo y en el tiempo y que puede desarrollarse de manera auténtica o inauténtica. (Villa, s/f, p 124)

Luego entonces, podríamos concluir que el sentido de la vida es existir, o sea, trascender en esta línea temporal, mediante el conocimiento y el saber. Y no únicamente pasar por este mundo, en este momento, sin dejar huella de nuestro paso. Porque haber llegado a esta vida y tener constancia de nuestro paso, pero desde el punto de vista biológico no es existir, es apelar al ente, y no al ser. Por otro lado, existir es saber que nuestro ser tiene consciencia de la realidad.

Y tú, ¿vives o existes?


Referencias Bibliográficas.

Gutierrez, L. A. (2012). Introducción a la ciencia política. Oxford .

Saenz, R. G. (1995). Historia de las doctrinas filosóficas. Esfinge.

Villa, A. E. (s/f). HEIDEGGER Y SU CONCEPTO DE MUNDO. Recuperado el 06 de Octubre de 2020, de file:///C:/Users/usuario/Downloads/281-Texto%20del%20art%C3%ADculo-696-1-10-20170901.pdf

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