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Entre otras cosas: Ignacio Manuel Altamirano
Autor: José Carlos Villalobos Ávila

Es impresionante conocer la vida y obra de este escritor mexicano. Entre más nos adentramos en ella, más nos convencemos de esto. Siendo de origen indígena, Altamirano a sus 14 años no conocía el idioma castellano. Sin saber leer y escribir, la lucha fue cruenta, llena de obstáculos hasta que, en 1849, de la mano de su mentor y amigo Ignacio Ramírez el Nigromante, inicia su aventura en las letras. Estudiante de derecho en el colegio de San Juan de Letrán, y con ese espíritu libre y combativo, ataca a la corriente conservadora de su tiempo y participa en la Guerra de Reforma del lado de los juaristas, eso lo lleva a ser en 1861 diputado en el Congreso de la Unión.
En 1867, ya instaurada la Republica puede desarrollar su faceta literaria y de enseñanza. Se considera padre de la literatura nacional y maestro de la segunda generación romántica.
De sus novelas, mi favorita es “La navidad en las montañas”. Historia dulce y sencilla que hace recordar aquellos que fuimos niños porque creíamos en la navidad. Su estilo narrativo lleno de detalles que nos llevan hasta ese lugar, nos hacen ser parte de los recuerdos reconfortantes del pasado. Somos como los fantasmas de Scrooge que nos dan un recorrido por los recuerdos aplastados por el tiempo y los problemas de la edad adulta. Somos parte de esa reflexión silenciosa del capitán, personaje principal de esta historia:
Recordaba mi pueblo, mi pueblo querido, cuyos alegres habitantes celebraban a porfía con bailes, cantos y modestos banquetes la Nochebuena. Parecíame ver aquellas casas adornadas con sus nacimientos y animadas con la alegría de la familia; recordaba la pequeña iglesia iluminada, dejando ver desde el pórtico el precioso belén , curiosamente levantado en el altar mayor; parecíame oir los armoniosos repiques que resonaban en el campanario medio derruido, convocando a los fieles a la misa de gallo, y aun escuchaba, con el corazón palpitante, la dulce voz de mi virtuoso padre, excitándonos a mis hermanos y a mí a arreglarnos pronto para dirigirnos a la iglesia, a fin de llegar a tiempo; y aun sentía la mano de mi buena madre tomar la mía para conducirme al oficio.
Con estas palabras, termina por cautivarnos, por invitarnos a tomar unos minutos y regresar aquellos momentos en los que todos, cuando niños, nos hacían felices pequeños detalles, muy lejos de prejuicios.
Ampliamente recomendada la obra de Ignacio Manuel Altamirano, un escritor fuera de serie.
Referencias.
Altamirano, I. M. (2003). La navidad en las montañas. Sepan cuantos. pag. 124