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Gentrifico, luego exilio.

CHISTE: “Las mujeres blancas son aterradoras. ¿Por qué las mujeres blancas tomaron Brooklyn? ¿Sabes qué tan peligroso Brooklyn solía ser? Era el lugar más aterrador. Recuerdo cuando los raperos hablaban de Brooklyn: nunca vengas a Brooklyn o te mato. Esa esa buena canción pero nunca iré a Brooklyn. Y las mujeres blanca lo tomaron.” (Michael Che)
Por: Wizard
La gentrificación es un concepto traducido del inglés gentry, baja nobleza. Esto es un proceso donde colonias deterioradas, o sea, viejas y feas, empiezan a construir nuevos edificios y espacios de moda. Esto sube el alquiler porque las clases adineradas tienen lo que necesitan en ese espacio: cerveza artesanal, cocina locales, centros de co-working, centros culturales, entre otras cosas que aumentan la supuesta diversidad.
En otras palabras, los ricos ponen de moda barrios pobres. Sube los precios de esos barrios pobres y obligan a las personas que viven ahí a desplazarse de ese lugar a otro más económico. Un proyecto aparentemente bueno donde empiezas a ver que hay más flujo de personas adineradas, sin embargo, tu puesto de quesadillas ya no se podrá sostener porque las rentas de los locales subirán.
De una manera, las dinámicas sociales le dicen al pobre que debe vivir y trabajar donde trabajan los pobres. La ciudad en la transición aparenta ser una sociedad abierta donde pueden convivir realmente los pobres y los ricos en una dinámica social, cultural y económica abierta para todo emprendedor. Sin embargo, es cuestión de tiempo empezar a ver que no es nuestro lugar de vida.
En el centro de la ciudad podemos observar de manera clara cómo se ha ido gentrificando. Rascacielos muy altos y muy caros para un ciudadano común donde el dueño de ese departamento puede bajar con su perrito a recorrer la avenida revolución, pasar a un café pet-friendly, disfrutar una cerveza y gastronomía local. El sueño de cualquier clasemediero (porque el sueño americano ya nos queda muy lejos y ahorita no podemos cruzar a la Ross porque hay pandemia.).
Estos goces están creando una moda que trae a personas que la pueden pagar. Sin embargo, les es ajena a las personas que viven en la colonia centro. Doña X, lleva toda su vida viviendo en la zona norte. Probablemente tenía a su lado unos vendedores de drogas. Además que había mucha inseguridad. Pero un día, como las personas de dinero empezaron a ir más al centro, compraron ese lugar donde vendían droga. Como tenían dinero deciden poner una plaza con una cafetería de altura, algunos establecimientos gastronómicos y hasta departamentos. Después otro edificio a un lado. Y de pronto esos compradores de droga ya no están. Ahora solo vemos personas en chanclas paseando a sus perros y hablando en inglés.
Sube la renta porque ya es zona segura y de burgueses (la gente de dinero). Ahora nos sentimos en un barrio bonito. Pero llegan los dueños de los edificios cercanos y te piden comprar la casa. Hay lugares donde te intimidan con violencia verbal o amenazas. Doña X, quiere vivir ahí porque justamente en el centro queda su puesto de tacos que tiene desde hace 30 años. Entre los precios de los productos que antes compraba de manera económica en la esquina, la renta y la exclusión, se va de su barrio. Y créanme cuando les digo que hay amenazas. Los empresarios son buenos contra los pobres.
Ruth Glass creó el concepto que se puede traducir propiamente como: aristocratización, elitización, aburguesamiento. Todas apelan a que un grupo de poder, dinero, clase alta, se va apropiando de barrios pobres para aumentarles la plusvalía a dichos lugares. O sea de ser una colonia barata (por distintas razones como la inseguridad, el poco capital cultural, etc) se convierte en una colonia con seguridad (porque siempre la policía cuida las colonias ricas), áreas verdes (porque ellos tienen áreas verdes y nosotros solo dos árboles plantados junto a unos columpios donde se sientan a drogarse y asaltar) y capital cultural como lo es la gastronomía, las cerveceras, espacios de cultura.
Cuando Michael Che habla de Brooklyn explica el fenómeno con la característica racial. La clase racializada (esto es, los pobres no-blancos) siempre vive en colonias deplorables, sin atenciones de salud, de seguridad, donde lo único que circula es la vida que planteaban los raperos de los 90´s: venta de drogas y prostitución. Algunos presumían de dichas actividades (vigentes aún). Pero es cierto que era su única vía para salir del lugar en el que se vive, o al menos de sobrevivir. Están perfilados a ser eso que tu clase social y tu raza está determinada a hacer.
En EEUU la segregación racial se quitó de la ley (los afroamericanos tenían los mismos derechos) pero se agruparon en los Ghettos (barrios). O sea, les dijeron que ya tenían derechos pero debían vivir en donde viven todos los de su raza. En México sucede de una manera similar. Si revisamos la geografía de las colonias nos damos cuenta cómo se blanquean las personas, los trabajadores para los ricos son más de su color de piel. Podemos ver cómo nuestro barrio se va llenando de americanos, extranjeros y en lugar de irnos mejor a nosotros, nos toca ser desplazados de ese lugar hasta el grado que los tijuanenses vamos a vivir en la periferia de la ciudad.
En Tijuana vemos cómo se convierte en una ciudad de lujo, con centros médicos lujosos. Y esto pereciera ser que vamos creciendo como ciudad pero con el salario de un docente no se puede acceder a dichos servicios médicos. Nosotros tenemos el Seguro Social o el Simi. En el Simi no tenemos control de sanidad, seguimiento o buenos instrumentos médicos, pero sí tenemos una gran botarga con un ritmo digno de acompañar.
Es triste saber que nuestras posibilidades son limitadas. En primer lugar porque el acceso a la vivienda cada vez es más difícil. Más de 124 mil personas, empleados, esos mismos que forman la identidad tijuanense, no tienen acceso a la vivienda. ¿A dónde se irán? ¿Dónde vivirán? ¿Construirán arriba a la casa de sus padres? ¿Y si viven en departamentos? ¿Compartirán habitación con su madre? Probablemente todas. O en el peor de los casos, rentaremos nuestra casa durante toda nuestra vida. Esto significa que pagaremos dinero por habitar un espacio que no es nuestro. Y solamente nos quedará rentar un lugar lejos e inseguro. Porque los lugares seguros y céntricos son los gentrificados, los cool.
Observando las calles y cómo los rascacielos vienen acompañados de trabajadores de un color de piel específico junto a nuevos bares donde los blancos (no-morenos/pobres) pueden sentarse en la avenida revolución. Pero se acaba la construcción de los edificios y se espera que los cuerpos racializados salgan porque solo son permitidos como empleados. La alienación (el sentirnos ajenos a lo que producimos) aparece en Tijuana: nuestras colonias, las que nosotros habitamos, las que nosotros creamos, no nos pertenecen. Son de los gringos, los que pagan en dólar. Observemos la ciudad y como una cruel broma piensa el dicho: cuando veas el barrio de tu vecino gentrificar, busca casa para rentar.
Los pasos para identificar la gentrificación en nuestros barrios son: el abandono, lugares y zonas abandonadas. Con ese abandono se pasa a la estigmatización del área como una zona problemática, insegura, y por supuesto el Estado deja de invertir en esas zonas en alumbrado público, agua, servicios, y aumenta la criminalidad como el tráfico de drogas. A la estigmatización le sigue la regeneración de los espacios por empresas privadas que deciden invertir en ello. Por último la mercantilización donde suben las rentas, suben el coste de los servicios y eso no te permitirá una vida dentro de ese espacio.
El grafiti puede ayudarnos a identificar la gentrificación. Una zona insegura la identificamos por el poco alumbrado y los grafitis que se hacen por la noche donde se delimita el barrio y quiénes son los dueños de dicho barrio. Pero en un lugar gentrificado el grafiti en mural se vuelve un producto cultural, algo cool, que se ve chévere, que se ve padre, que vuelve cute el espacio alternativo (para unos cuantos burgueses o hipster, nada más). Lo que antes significaba síntoma de inseguridad, ahora es algo que le da vista y plusvalía (o sea que se vuelve más caro porque el mural es de una artista que tiene muchos seguidores en Instagram).
Aparentemente la gentrificación nos ofrece la posibilidad de convivir en clases sociales donde el rico y el pobre se reúnen en un mismo espacio. Cuando el espacio se gentrifica se vuelve un espacio más para turistas, que para vivir porque se van eliminando servicios (mercados baratos por mercados orgánicos, por ejemplo). Esta dinámica social está determinada por nuestras dinámicas económicas donde los espacios que podrían rentar habitantes (donde posiblemente rentamos tú y yo) ahora son rentados por puro extranjero (que trae dólares: moneda con mayor valor a la de nosotros con la cual no podemos competir) por periodos cortos, desde un fin de semana hasta un mes con solo una aplicación que les consigue los mejores espacios quitándonos a nosotros nuestros espacios de vivienda, alejándonos de nuestros trabajos, de los servicios públicos y sociales. Siendo nosotros exiliados en nuestro propio país. Sin reconocernos en nuestra ciudad que poco a poco nos deja de pertenecer. Y las ciudades, ¿las hicimos para ellos o para nosotros?