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Hoy, ayer y mañana.
Por: Una poeta estrambótica / Jazmín

No sé cuántas veces he subido las escaleras desde nuestra llegada a esta casa. En ocasiones como hoy, las siento distintas, no sé cómo explicarlo, es como si cada transición en etapas trajera una casi invisible renovación en la morada.
Derrepente, las sombras que acarician cada rincón son diferentes, las ventanas transmiten una luz un tanto particular en los objetos y a la pintura en los muros. Hay vida en cada esquina.
Los muebles de la habitación se han movido y con ello, mi posición al dormir también ha cambiado. Hace unos meses ver la pared justo unos minutos antes de dormir era satisfactorio, pues sabía que detrás de mi estabas tú escoltando mis sueños y la entrada de la puerta. Ahora, le doy la espalda, womy escolta en los pies, veo tus ojos y los de nuestro orbe, la pared luce atípica con la sombra de la cuna y ese escenario me arrulla con paz.
No sé cuántas veces he bajado las escaleras, desde nuestra llegada a esta casa, sin embargo, en cada ángulo amado, contemplo cuantiosos destellos de claridad.