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La tortura durante la dictadura Argentina (1976-1983)
Autor: Rocío Rodríguez

De manera histórica se ha conocido el uso de la tortura para doblegar al individuo, someterlo para que sea lo más ¨normal¨ posible. Durante la Inquisición se buscaba que se siguieran los lineamientos jurídicos y religiosos, en los siquiátricos para corregir el comportamiento del paciente en cuestión, en las cárceles se practicaba para hacer que el reo se reforme y sobre todo que contribuya en la sociedad mediante trabajos forzados con jornadas extensas. Los gobiernos han incluido estas prácticas para hacer que el hombre subversivo abandone toda lealtad delatando a sus compañeros y su ideología; convirtiendo a este en un traidor de la causa, ya que siempre es preferible morir a delatar. El caso de las torturas en las dictaduras latinoamericanas fueron empleadas en secreto y complicidad (Plan Cóndor), aplicadas principalmente a estudiantes y profesores, torturándolos en instalaciones militares y en las propias escuelas, sustrayéndolos de las calles y hasta de sus casas.
El gobierno de Isabelita Perón fue interrumpido por un golpe de Estado implementado por una junta militar que asignó al General Rafael Videla como el Jefe de Estado de Argentina. Si bien las persecuciones políticas se han dado para mantener una estabilidad social, en el caso de Argentina este iba dirigido a un sector de la población generalmente estudiantil. El objetivo de la Junta Militar era reorganizar a la población y poner el orden que los gobiernos democráticos no pudieron. El trabajo no era fácil, así que para aparentar que tenían todo bajo control se implementó la tortura.
Torturas
Las torturas implementadas durante el Proceso de Reorganización Nacional desde el 24 de marzo de 1976 fueron de índole física y psicológica (cabe aclarar que no solo dañó a la víctima, sino a sus familiares que lo sufren hasta el presente) con la finalidad de atacar el problema de la subversión, enemiga de los valores cristianos y de la nación, todo lo que implique la libertad y reclamo de los derechos daba pie a ser asediado y perseguido por los agentes gubernamentales.
De acuerdo con la RAE Tortura significa grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo. Al momento de la captura era normal que se iniciara con una golpiza por parte de los agentes del Estado. Estas eran de manera sistemática y prolongada, con el puño cerrado, puño abierto, patadas, con objetos (látigos, cables, culeta de pistola, palos, etc) Estas se implementaban sin importar el género del individuo, edad o culpabilidad. Este tipo de tortura podría ser iniciada desde la calle en donde eran detenidos, hasta llegar a las instalaciones en donde proseguía la acción, si era necesario despojar al individuo de sus ropas y aumentar la humillación se hacía. Si un agente se cansaba o su turno terminaba, había alguien que seguía con el proceso.
Se hacían interrogatorios en donde se hacía referencia a que algún compañero ya había delatado. Al usar los nombres de otros detenidos era fácil que ya cansados de las torturas muchos terminaran hablando. Esto los podría salvar del encierro. Esto implicaba dos finales: 1. Quedar libre por completo, pero tener que recurrir al exilio para evitar represalias de sus compañeros o de la propia Junta, 2. Ser engañados por los agentes y los hacían abordar un avión, en donde se les colocaba peso en sus tobillos y se les aventaba al mar abierto. De esta manera no existiría un cuerpo del delito, ya que una fosa común era una evidencia. Así sin cuerpo ni testigos, este individuo seguía siendo un DESAPARECIDO.
Hubo abusos sexuales a los detenidos de ambos sexos, en el caso de que las mujeres quedaran embarazadas y su estancia en la institución de tortura se extendía hasta su parto, se les sustraía su hijo y se les daba a sus familiares, pero en el peor de los casos se les daba en adopción a las familias adineradas de Argentina o se les vendían a familias extranjeras. Muchas mujeres que ya iban embarazadas sufrían el mismo castigo y pérdida. El daño era doble, pues aquellas que sobrevivían al encierro y castigo buscaron sin parar el paradero de sus hijos. En el caso de no sobrevivir, afuera se encontraban sus familiares que no solo buscaban a sus hijos, sino a sus nietos. Las madres denunciaban la desaparición de sus hijos y al no tener respuesta y coincidir con otras madres con la misma pérdida se unieron y se les nombró como las Madres de la Plaza de Mayo. Su nombre proviene porque se manifestaban frente a la Plaza de Mayo de manera silenciosa, usando pañuelos blancos en su cabeza y pancartas para reclamar la búsqueda de sus familiares, ya que ahí estaba la Casa Rosada que es el palacio de gobierno en Argentina. Al finalizar el terrorismo de la Junta Militar las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo se organizaron para reunir un catálogo de los desaparecidos y continuar con su búsqueda. Hasta la fecha siguen encontrando y buscando a sus hijos y nietos. Las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo son la evidencia de una tortura que permanece en la Historia.
Finalmente hay que recordar que en la actualidad creemos estar protegidos por las leyes y los tan nombrados Derechos Humanos, pero la Argentina de esa época contaba con estos, hasta parecían burlarse con la nombrada frase "los argentinos somos derechos y humanos". También hay que recordar que estos derechos solo se verán anulados para procurar el orden social, que generalmente está relacionado con la subversión. Es evidente que el uso indiscriminado de la tortura para evitar protestas no justificaba ninguna de las acciones anteriores (ni en el pasado, ni en el presente y el futuro) mucho menos la desaparición de las víctimas para evitar archivos judiciales abiertos, pues para la Junta Militar al no existir evidencia corporal no se puede interponer un cargo ni denunciar a nadie, ya que solo es un DESAPARECIDO. A pesar de que se está hablando de un proceso que paso hace más de 30 años, las prácticas de tortura por parte del Estado a su población continúan en muchos países. Sus discursos suelen ser los mismos y nuestros reclamos y miedos suelen ser históricos.
BIBLIOGRAFÍA
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