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Las mujeres afroamericanas y el llamado a la acción.


Autora: Rocío Rodríguez Domínguez

A lo largo de la historia el ser humano se ha revelado para conseguir los privilegios que se les niegan. Para obtenerlos han tenido que manifestarse y en muchas ocasiones estas han permitido cambios sociales en etapas de tensión política. Muchas para derrocar gobiernos, para exigir derechos, para convocar a la paz, para ser escuchados en una evidente aplicación de la acción democrática. La mayoría del tiempo no somos conscientes de nuestros privilegios o desigualdades que nuestra nacionalidad, raza, género o etnia nos proporciona hasta que formamos parte de la minoría o la distinción nos impacta directamente. Es en ese momento en que vemos las manifestaciones como un bien, como un cambio. Pero mientras eso no nos golpee nuestros comentarios estarán llenos de prejuicio, cada acto será vandalismo, cada palabra pronunciada será una ofensa. Sea por medio de acciones pacíficas o violentas nunca se llegará a un unánime apoyo. Y como siempre, la historia nos permite rememorar un sinfín de ejemplos relacionado con el tema.

Durante el siglo XX la segregación racial en EEUU estaba presente en la vida diaria. Si bien la esclavitud ya estaba abolida desde 1865 los derechos de las personas afrodescendientes estaban condicionadas a los intereses del hombre occidental. Para mayor comodidad de estos últimos las actividades diarias se dividieron. Existían privadas con acceso único a blancos en donde las normas no permitían la entrada de minorías que no fueran de servicio doméstico y que después del trabajo debían de regresar a sus casas en barrios de acceso a personas de color[1], latinos, orientales y migrantes; en donde la delincuencia estaba presente.

En los restaurantes había un espacio para hombres blancos y otro para personas de color, ambos tenían sus baños y lavabos divididos en raza. Los cementerios estaban segregados y muchas veces los cupos ya estaban llenos y sin lugar para las personas afrodescendientes o afroamericanas.

Sin embargo, no todo era pasividad dentro de la población y sobre todo era momento de hacer cambios y apoyados por Martin Luther King muchos se fueron aplicando. Un ejemplo se dio en los autobuses en donde también se aplicaba la distinción de raza. En el transporte la parte de enfrente estaba destinada para las personas blancas y en la parte de atrás debían ir las personas de color. Pero si subía una persona blanca y no había asiento las personas de color debían de cederle el asiento. Sin embargo, en 1955 en la ciudad de Montgomery, (Alabama) Rosa Parks hizo lo impensable para su época. Al subirse una persona blanca y exigirle el asiento ella se negó. A pesar de los gritos y amenazas de los pasajeros ella seguía pasiva, resistiendo indefensa ante un grupo de privilegiados. Se tuvo que recurrir a la fuerza policial para hacer que una sola mujer que no quiso ceder su asiento decidiera abandonar el autobús. Lo que parecía ser un simple alboroto de una mujer reaccionaria solo fue la mecha de la llama que incendiaría la opresión que vivían los afrodescendientes. Después de ser encarcelada la comunidad decidió aplicarle un boicot la agrupación de autobuses. Así tuvieron que pedir raite, irse en bicicletas o hacer caminatas por horas para llegar a sus trabajos y de regreso a sus hogares. No permitirían más humillaciones. Fueron acompañadas de protestas en silencio, que eventualmente fueron reprimidas de manera violenta. Pero al mismo tiempo la emisión de esta represión dio pie a que muchas de las mujeres y estudiantes blancos también se involucraran y fueran a apoyar arriesgando sus vidas privilegiadas.

No obstante, ella no fue la única mujer que ha dejado huella en la historia por romper con la opresión. Para 1960 ya estaba declarada la integración racial en las escuelas, pero muchas personas afrodescendientes preferían no vivir la experiencia de Ruby Bridges de ser acosada por blancos y sobre todo porque tenían que pasar un test de coeficiente intelectual aceptable como para estar en una escuela de blancos. Si bien Ruby logró terminar su año de estudios, es necesario aclarar que siempre tuvo que ir escoltada por agentes federales y era la única en su clase, ya que las demás familias no aprobaban que sus hijos convivieran con una persona de color. Si bien pareciera que esta fue una acción insignificante de una niña de 6 años, esto es más de lo que muchos de nosotros como adultos haríamos por hacer valer nuestros derechos. Pero todavía hacía falta mucho por hacer. Para 1961 se aprobó la ley para que hombres y mujeres de todas las razas pudieran tener acceso universitario. Vivian Malone Jones reclama la sentencia de la Corte Suprema de su derecho de poder acudir a la Universidad. En este caso no solo era por integración racial, sino por género. Quien logró tomar clases hasta después de tolerar los comentarios racistas del Gobernador de Alabama.

Finalmente estos tres casos son evidencia de que a veces resistir e insistir pueden llegar a producir transformaciones en nuestro entorno. En este caso permitió hacer un cambio en la vida diaria de una comunidad marginada por estereotipos racistas. Con ejemplos simples lograron mostrarnos que hasta la más mínima acción que hagamos es una contribución al cambio. Que si bien podemos iniciar siendo un grano de arena molesta, también significa que somos conscientes y cuestionamos nuestro orden en donde debería de existir cupo para todos sin basarnos en el sometimiento de otros.

[1] Se usará el término de color y blancos bajo el contextos de uso de la época.

Bibliografía:

De los Ríos, Patricia. “Los movimientos sociales de los años sesenta en Estados Unidos: un legado contradictorio.” En línea: https://www.redalyc.org/pdf/3050/305026670002.pdf(consultado el 24 de febrero del 2020)

Pérez Navarro, Pablo. “Rosa Parks con Judith Butler: performatividad individual y acción colectiva.” En Línea: https://www.researchgate.net/publication/318230695_Rosa_Parks_con_Judith_Butler_performatividad_individual_y_accion_colectiva(consultado el 24 de febrero del 2020)

Núñez Carpizo, Elssié. “Rosa Parks: primera dama de los Derechos Civiles.” Revista de la Facultad de Derecho de México. Tomo LXVI, Núm. 265, Enero-Junio 2016

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