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Los Carnavales y bailes de máscaras durante la Edad Media.
Autor: R. R. Domínguez

Aquí tienen libertad de presentarse con todo tipo de máscaras, los hombres con vestido de mujeres, las mujeres con vestido de hombres; con máscaras de todos los países, de todas las edades, de todas las clases, por muy extrañas y absurdas que sean. Aquí todo está permitido, y cuando más rara sea una máscara, más se la admira. Nimeitz
Durante la Edad Media los grupos más privilegiados contaban con la virtud de tener tiempo libre. Es por eso que era importante para ellos cubrirlos con actividades ociosas y generalmente sociales. El ballet, los enfrentamientos entre caballeros, las representaciones artísticas son claros ejemplos. Una de las más importantes era el baile de máscaras, el cual era una práctica de mera diversión. La importancia recaía en que era la oportunidad para demostrar el prestigio. En cambio, la prole debía esperar a la época de los carnavales para disfrutar y desinhibirse.
Los carnavales tienen origen en Italia precristiana y eran festejos regionales en donde las personas iban a divertirse mientras respaldaban su privacidad detrás de una máscara. Estos se hacían al aire libre y el público era variado. Ahí se juntaba la realeza, nobles, clérigos, burgueses y el pueblo. Todo podía suceder entre el alcohol y la euforia del ambiente. Algunos duraban días, semanas o meses. Los bailes eran variados, la música se mezclaba y todo era despilfarro. La mayoría se divertía y aprovechaba la situación. Todo durante el periodo previo a la cuaresma o al cambiar de estación. Lo burlesco estaba a flor de piel, las máscaras eran variadas, desde aquellas que asemejaban animales, demonios, arlequines, o personajes famosos de la época. Las máscaras en los carnavales tenían dos funciones, servían para mantener la privacidad del invitado y para burlarse de algún personaje famoso. Pero en los bailes de los nobles se procuró no hacer referencia a nadie, sino a la fealdad o belleza.
Sin embargo, con el tiempo los carnavales fueron considerados como reuniones de perdición, en donde el pecado estaba a flor de piel. Asistir a ellos se empezó a volver mundano para los de la clase alta. Sobre todo para las autoridades era muy difícil de controlar, debido a que era en la calle. Es así como asistir a estos eventos se privatizó por los ricos y se convirtió en un evento a puertas cerradas y bajo control de las autoridades. Eso no indica que los ricos no fueran a los carnavales, al fin de cuentas con máscaras nadie era reconocible, sin embargo, era mal visto si se te reconocía asistiendo.
La iglesia trato de prohibir los carnavales y los monarcas apoyaron su petición. Sin embargo, con el tiempo fueron ablandando y solo pusieron ciertas restricciones a estos eventos. De acuerdo con lo estipulado todos podían asistir a los bailes de máscaras, pero debían de pagar para poder asistir. Esto evidentemente, dejaba afuera al pueblo en general que no tenía para comer y no iba a gastar para poder ir a una fiesta. El carnaval se convirtió en un baile de máscaras, el cual incluía diferentes elementos. La vestimenta debía de ir acorde a la temática impuesta por el comensal. En los carnavales se disfrazaban para hacer referencia a temas de la política del momento, pero en los bailes de máscaras se buscó eliminar este factor. A pesar de que la mayoría de las fiestas empezaron como un medio para criticar al poder, con el tiempo se prohibió hacer o vestir elementos que hicieran referencia a la religión y el gobierno. La ropa debía de estar hecha específicamente para el evento al igual que la máscara. Portar ropa de uso común implicaba el rechazo al inmueble. Ya que en los bailes de la nobleza se buscaba representar cierto lujo.
Para poder asistir se debía de tener el conocimiento de la danza, a diferencia de los ritmos del carnaval que se prestan a moverse como se pudiera (bien o mal) en los salones los bailes eran coreografías completas y con cierta distancia entre los bailarines para evitar problemas. Siempre debía permanecer el decoro en los movimientos. Había una persona dedicada a asignar parejas o sancionar ciertos movimientos. El salón de eventos solía tener varios niveles para poder observar los bailes desde diferentes perspectivas. Si no se sabía bailar podías pasear o sentarte a disfrutar del evento y las bebidas o comida que ahí se sirviese. Mientras no se hiciera ningún alboroto no se corría el riesgo de ser expulsado de la fiesta. Los bailes comenzaba entre las 8 y 10 de la noche, las horas que duraban dependían de la región, pero hay registro de más de 8 horas en un baile. Los menores de edad tenían prohibida la entrada, a pesar de que se cuidaba mucho que no se hiciera ningún desfiguro. La entrada de las mujeres debía ser obligatoriamente acompañada de un hombre que le cuidara. Muchos aprovechaban las máscaras para conseguir una aventura, sin embargo muchos se llevaban sorpresas, desde encontrarse con alguien no muy agraciado, con una persona de su mismo sexo o hasta a su misma pareja detrás de la máscara y disfraz. Al ser un lugar cerrado se podía evitar el desorden y se sacaban a las personas que ya pasados de copas hicieran alboroto. En algunos lugares atendían a un número cerrado de personas y si se salían del lugar ya no podían regresar. Existía un estacionamiento y un guardarropa para los sacos o sombreros de los invitados.
Cada uno de los países europeos fue implementado diferentes libertades o restricciones a sus carnavales o bailes de máscaras. Con el tiempo estas reuniones dejaron de ser de interés. Ya que al ser tan vigiladas y controladas la diversión no era comparada con la de un carnaval. Muchos bailes dejaron de ser privados o de cobro para aumentar la visita y la diversión. Pero esto provocaba que los salones se llenaran y los bailes fueran casi de nulo movimiento al estar todos pegados. Las diferentes revoluciones liberales que fueron acabando con las monarquías pusieron pausa a estos eventos. Ya que gastar no era tan bien visto y tener eventos privados era recordatorio de la realeza. Eventualmente las reuniones volvieron, pero con mesura. Muchas de estas eran más semejante a tertulias que a bailes de máscaras. El cambio había llegado y esto impactó también al entretenimiento. La edad media murió y con ella sus pocos festejos.
Referencia Bibliográfica:
Bejarano Pellicer, Clara. El Baile de Máscaras: una propuesta ilustrada para el Carnaval. Estudios de historia moderna en homenaje al profesor Antonio García-Baquero. 229-242 pp. Universidad de Sevilla / Secretariado de Publicaciones, 2009. Consultado el 30 de diciembre de 2020 en: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/carnaval-y-bailes-mascaras-siglo-xviii_9032/3
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