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NOPOR: de MILF a GILF.
Autor: Wizard

Hace unos días miré un especial de comedia en Netflix (¡Netflix and chill!). Realmente miré Netflix, por eso voy a poder platicar de lo que miré. El especial es “mother inferior” (Madre inferior) de Christina P. Aquí nos habla de lo terrible que es ser madre. Y suena cruel para nosotros que crecemos en una cultura mexicana que cree que la mujer es diosa (la Virgen de los milagros) o que es una “cualquiera”. Al menos así lo explicaban los entrevistados para el libro de Roberto Martínez sobre el machismo.
Seamos un poco sinceros: cuando pensamos en la mujer, ¿qué atributos imaginamos en ella? ¿El amor incondicional a sus hijos? Por eso es muy común que llamemos madre desnaturalizada a una mujer que no quiere tener a sus hijos, pero un padre desnaturalizado solamente le decimos papá. Aunque esto no es el tema central de lo que vamos a platicar es importante entender la experiencia de ser madre aunque nos sea ajena. Una cualidad del Stand Up es que podemos, a través de un discurso cómico, entender experiencias ajenas.
Christina dice: “las mujeres no podemos solamente envejecer y ser gordas como en los viejos tiempos, los buenos tiempos. Ahora debemos mantener nuestra co**bilidad. Es exhausto… cumples 30, tienes un hijo y te llaman MILF… después eres una abuela y piensas que es lindo porque estarás fuera del sistema. No, no estás.”.
En algún momento vamos a envejecer. Pero no se puede envejecer con dignidad… mucho menos si eres mujer.
Es exhausto. Imagínate crecer siendo un adolescente que tienes que cumplir un estándar de belleza. Que, si somos sinceros, como se los pedí, somos muy crueles y/o ingenuos. Crecemos con muchas inseguridades que vamos ir intentando llenar perteneciendo a grupos en los cuales no estamos seguros que queremos pertenecer. Mia Khalifa tiene una entrevista donde explica por qué accedió entrar a la industria pornográfica. Y parte de ello es la atención que te ofrece siendo un adolescente. ¡Necesitamos atención, maldita sea!
No creo que exista mucha diferencia entre su generación y la nuestra en este sentido. Nosotros fuimos educados por la tele y ustedes por las redes. Ambas apestan y manejan modelos estéticos comerciales. En otras palabras, vemos personas y deseamos ser personas que nunca seremos. Y es, hasta cierto punto, difícil entender eso.
Otra cosa que menciona Mia en su entrevista es sobre cómo funciona la industria. Es cruel. El capitalismo te usa, se enriquece contigo y te bota. Creemos que porque podemos ver sus rostros (o más) significa que pueden vivir en opulencia como cualquier narcotraficante. Pero no distan tanto de mí: me tengo que ir a trabajar aunque ya no quiera. Es una industria que absorbe.
¡Ojo! No estamos satanizando la pornografía, ni la sexualidad, mucho menos tus sentimientos. Para eso tenemos al Papa Francisco.
Esther Díaz, la filósofa Punk, habla sobre la sexualidad en la madurez. De hecho, ella menciona que puede disfrutar de un encuentro con una persona 30 años más chico que ella. Y es raro. Cuando pensamos en nuestras abuelas (hasta nuestras madres, pero bueno, ellas seguirán siendo vírgenes para nosotros, así como nosotros seguiremos siendo sus nenes. Es un trato justo, creo) como seres asexuados (que no tienen sexo ni desarrollan una sexualidad). ¡Pero! cuando pensamos en un viejito rabo verde (de esos acosadores arrugados; como sugar daddy pero sin dinero), creemos que muestran una virilidad. Muchos dicen que ya quisieran ser así cuando estén viejos. La pregunta es: ¿nos damos cuenta que los pensamos diferentes? ¿Por qué uno muestra virilidad y el otro nos genera repulsión?
La mujer, por su parte, no solo debe evitar envejecer, sino mantenerse atractiva para el mercado sexual. ¡Ay, Dios! ¡Mercado sexual! El mercado sexual no solo es para quienes trabajan en la industria pornográfica o en la prostitución.
Cuando vemos una mujer, con hijos, trabajo, usualmente la juzgamos de fodonga. Sin embargo, en un reduccionismo (propio del primate promedio), el hombre solo es cómodo o pobre, tal vez. Cuesta menos trabajo ser hombre. El hombre no debe mantenerse delgado, sin arrugas, sin canas. El hombre puede perder la razón, abandonar a sus hijos y solamente se dice: es que así son. La mujer, por su parte, debe estar siempre presentable.
No solo consumimos a la mujer dentro de la pornografía, sino en lo privado (lo íntimo) y lo público (donde estamos todos). Y el cuerpo de la mujer es aceptado siempre y cuando pueda ser objeto de deseo (para el hombre). Por ello que una de las críticas a la pornografía es que la mujer siempre debe estar disponible para el hombre. Disponible para sus deseos sexuales, de paternidad (de cuidado de los hijos, no tanto), etc. El valor de la mujer en la sociedad, es, hasta ahora, en su relación con el hombre. Es bella si lo es para el consumo del hombre. Es fea si no se puede consumir.
Christina menciona que no se puede salir del sistema. ¿Cómo es que la mujer pasó de ser la abuela a ser GILF? ¿En qué momento las abuelas empezaron o dejaron de sentir deseo sexual? Eso me dice que la imagen que tengo de mi abuela ha estado distorsionada, limitada. ¿Por qué a un tipo de abuela se le sexualiza y a otro no? Probablemente es que uno no es consumible para nosotros. Si es consumible vamos a justificarlo diciendo que es grande pero no parece, que tiene cualidades (como inteligencia, motivaciones, etc.) que hacen que eso que lo hace ser (su edad), quede eliminado.
Esther Díaz menciona que la sexualidad no tiene fecha de caducidad. Sin embargo, debemos comenzar a pensar un lugar o un tiempo donde la mujer no sea sexualizada para los fines del consumo masculino. En otras palabras, que la sexualidad sea una práctica para uno mismo (cosa que no se plantea en el nopor). ¿Hasta qué punto nuestra experiencia sexual está sujeta a que se cumplan deseos sin importar la experiencia del otro? ¿Cuántas veces la pornografía no nos ha mostrado que el otro es un objeto de deseo frente al cual, como si fuera una máquina de espresso, si presionamos un par de botones obtenemos un café? ¿Y hasta qué punto la sexualidad no se ha convertido en algo cuantificable? ¿Deseamos ser deseados o deseamos que nuestros deseos sean entregados como si fuese una recarga de celular?
¿Qué podemos hacer? Escuchar. Nuestros deseos, en muchas ocasiones, no vienen de nosotros. Por el momento solo puedo mencionar que tanto en la comedia, como en la pornografía, hay voces que han puesto una perspectiva distinta. En la comedia (Stand Up), mujeres contando sus anécdotas de malas madres, o el sufrimiento de tener que cumplir durante toda tu vida (¡TODA TU VIDA!) cánones de belleza imposibles solo para el consumo del hombre. Y dentro de las categorías pornográficas hay un grupo de directoras feministas (¡No se asuste! ¡Escuche!) que tratan de crear una nueva perspectiva donde la mujer ya no sea el objeto que cumple los deseos del hombre, sino que cumple los suyos (porque hay mucho nopor que miente diciendo que sus deseos son, ¡Casualmente!, cumplir los deseos que tiene el hombre. ¡Bah!
Y, por último, recordar que todos los cuerpos son bellos. Algunos pueden argumentar que no es cuestión de belleza, sino de salud. Pero esas personas seguramente también consumen cosas dañinas como alcohol, café o la Rosa de Guadalupe. Todo ello es nocivo. Si le dicen que es por salud, de alguna manera quiere ocultar que le molesta que sea un cuerpo que no puede consumir. Por eso es importante escuchar estas voces que hablar sobre quererse como son, sobre la “fealdad” (o, mejor dicho, lo que no es consumible).
Y si usted es hombre, puede preguntarse por qué cuando habla de una mujer que no cumple los estándares de belleza comerciales siempre busca un atributo extra para compensar a la persona. Ejemplo: es gordita (porque los diminutivos siempre hacen que se suavice lo que se dice), pero (como si tuviéramos que justificar) es buena onda (lo buena onda supone una cualidad que ocultará el peso). Me pregunto por qué nos cuesta tanto trabajo querer a las personas como son y querernos como somos.