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Rousseau y las mujeres
Actualizado: 19 dic 2021
Por: Paola Juárez

Dentro de la historia de la filosofía han existido mentes sagaces, poderosas y que con sus ideas y teorías nos han ayudado a crecer como humanidad, a tomar nuevos rumbos que aparecen como mejores y que nos harían más llevadera la vida en conjunto. Cuando nos insertamos con cierto detenimiento para conocer la opinión que de las mujeres se tenía en algunas de estas mentes ilustres de la filosofía nos vamos a dar cuenta que en este rubro, al menos, no eran tan brillantes.
El filósofo Jean Jaques Rousseau es particularmente famoso por su participación en la filosofía en el tema de la educación, él está insertado en el contexto histórico de la Ilustración, en su contexto están sucediendo cambios de grandes magnitudes y en varios rubros como el filosófico, el político y el pedagógico, estos cambios implican el progreso de la humanidad que era sierva de la ignorancia, de la superstición, de las tradiciones y de la opresión, esta nueva humanidad que se va gestando en el periodo de la ilustración, es una que defiende los derechos naturales del hombre y los ciudadanos (sí, leíste bien, sólo de los hombres). Este movimiento se desarrolló en diversas partes del continente europeo y consistía en la confianza de la razón y la experiencia personal, en quitarles a los hombres el miedo que los aquejaba, miedo al otro, miedo a dios, miedo al estado y darle a estos hombres la confianza en sí mismos, en sus decisiones y su ciencia.
Jean Jaques Rousseau fue varias cosas, un filósofo, un músico (aunque en este rubro no tuvo mucho éxito) y un botánico, escribió un libro bastante interesante del cual les quiero platicar y por el cual se había ordenado un arresto en su contra, el libro es sobre la educación pero en la última parte, sus apreciaciones sobre las mujeres resultan retrógradas. Cuando hablamos de Rousseau nos referimos a un sujeto que maneja dos tesis importantes: La Política y La Educación, y aunque sea un poco paradójico que nos hable de cómo educar a los niños puesto que abandonó a los propios, sí, a los cinco hijos que tuvo los fue mandando a hospicios, él se va a encargar de darnos algunos consejos que de acuerdo al diagnóstico que hizo de su sociedad, fueron tomados en cuenta.
Dentro del contexto de Rousseau ya se pensaba que la educación debería servir para generar buenos ciudadanos, buenos seres humanos, pero lo que Rousseau va a tener de especial se centra en un punto importante: Los niños, ve en los niños una palanca para ese impulso que necesitaba su sociedad tan corrompida, quería formar entonces un nuevo hombre para una nueva sociedad. Estas ideas, consejos y posturas nos los presenta en el libro más importante que tiene: “Emilio, o de la Educación”, en donde como ya mencioné, el foco de interés es el niño al que Rousseau reconoce como alguien sustancialmente distinto que un adulto y que además, este niño tiene sus propias leyes y debemos darnos cuenta de esta diferencia porque al no hacerlo cometeríamos dos errores:
1- Atribuirle al niño conocimientos que no posee, por lo tanto, hay cosas que el niño no está capacitado para comprender y esto causaría discusiones con el niño o simplemente que deje de interesarle lo que vayas a enseñarle.
2- El segundo error que cometeríamos es que vamos a inducir a que el niño aprenda a partir de motivaciones que le son indiferentes y que en realidad no vayan a importarle.
Es por esto que Rousseau recomienda darle al niño cierta libertad y autonomía personal y en cierta manera dejarlo a que con el tiempo le vayan interesando las cosas por la curiosidad propia, de hecho en este libro “El Emilio” nos dice que está bien que el niño se demore en leer y que no debemos apresurarnos a enseñarle porque si lo hacemos vamos a saturar de información a ese niño.
Este libro de Rousseau “El Emilio o de la Educación” está dividido en cinco libros, en el primero nos dice que el papel de la madre en el niño es de fundamental importancia en su vida porque en ella recae la educación primera, para Rousseau la educación que los padres deben darle a sus hijos debe ser incluso mejor que la que darían en una escuela porque creía que a los maestros en realidad no les importaba la educación que brindaban o que los niños pudieran aprender algo. Nos dice que lo que los padres deberían enseñar a los hijos es a vivir, a comportarse, a hacer buenas acciones y sobrellevar las malas situaciones, decía que quien sabe superar los bienes y los males de la vida es el más educado. En esta primera parte del libro nos habla de los consejos que tiene para cuidar un bebe recién nacido, decía que no había que apretarlo mucho y que debía ser libre en las cobijas, también que la madre debía amamantarlo y no buscar sustitutas.
En la segunda parte nos recomienda que no digamos a los niños las diferencias entre el bien y el mal, pensaba que no debíamos imponer a los niños nuestras formas de ver las cosas porque los niños tienen la suya propia, decía que la razón es el freno de la fuerza y los niños no necesitan ese freno, también nos dice que los maestros enseñan con amenazas y halagos, cosa que se traduce en que los niños van a aprender por premios o castigos y no por que en realidad quieran hacerlo, el niño debe aprender con la experiencia y no con la verborrea, los niños entonces deben tener la libertad de hacer las travesuras que se les ocurra para descubrir el mundo.
En el libro tercero nos dice que es de vital importancia que se le vayan dando consejos a los niños para que estos vayan teniendo el gusto por algún oficio para un crecimiento personal, en la parte cuarta del libro dice que a la edad de los quince años se deberán de educar los sentimientos para poder socializar completamente y que es en este tiempo donde debemos enseñarles acerca de religión, hacerlo antes es peligroso, dice Rousseau.
Por último, en el libro quinto es en donde Rousseau expone sus ideas sobre las mujeres, este quinto capítulo del libro se titula “Sofía o la mujer”, en los capítulos anteriores vemos que los temas de los que Rousseau habla son específicamente para procurar la buena educación de un niño, en el quinto y último capítulo es tiempo de encontrarle una mujer “adecuada” a ese niño que se ha convertido en un joven y que por tanto, debe encontrar una pareja, dice Rousseau que Sofía debe ser una mujer que debe tener todo cuanto conviene a la constitución de su sexo, dice que en todo cuanto con el sexo no tiene conexión, la mujer es un hombre, hay diferencias en cuanto a lo que es peculiar del sexo, para todo lo demás y lo que es común es porque pertenece a la misma especie. Para Rousseau hombres y mujeres tienen diferencias notables entre las relaciones morales de uno y otro, “uno debe ser activo y fuerte, débil y pasivo el otro, de precisa necesidad es que el uno quiera y pueda, basta con que el otro se resista un poco” de esto resulta entonces para Rousseau que el destino especial de la mujer es agradar al hombre, si se trata de una cuestión inversa eso no es muy importante, luego entonces no es necesario que a la mujer tenga que agradarle su marido, el mérito del hombre es su fuerza y sólo por ser fuerte agrada dice Rousseau, lo que va haciendo este personaje es explicarnos la diferencia moral de los sexos y usa como excusa el concepto y función de la naturaleza, menciona que el imperio no es de las mujeres porque han querido los hombres, sino porque lo quiere así la naturaleza, para desempeñar bien sus funciones (de mujer) necesita de una constitución adecuada, por ejemplo, debe cuidarse mucho en su embarazo, sosiego cuando está parida y tener una vida sedentaria para dar de mamar a sus hijos, para educarlos con paciencia y un cariño que con nada se fatigue, a ella se le encarga el trabajo de tener unida a la familia y que los hijos sean cariñosos con su padre, sin estas virtudes que la mujer debe poseer el linaje humano se extinguiría, dice Rousseau, así mismo menciona que las obligaciones de los hombres y las mujeres no pueden ni deben ser las mismas, la mujer en su obligación moral debe ser fiel, ella es a la que la naturaleza le fió el encargo del depósito de los hijos y si es infiel quebranta todos los vínculos de la naturaleza pues le da al hombre hijos que no son suyos, la mujer tiene la obligación de tener decoro, ser escrupulosa en su conducta y sus modales y aunque debe serlo más mientras está en cinta no importa que lo sea aunque no esté embarazada porque su destino peculiar es estarlo, Rousseau cree que ni en el carácter ni en el temperamento están, ni deben estar constituidos de igual forma el hombre y la mujer y debido a lo antes mencionado, no se les debe dar la misma educación, no se les debe enseñar a las mujeres lo mismo que a los hombres porque, dice Rousseau, la mujer vale más como mujer y menos como hombre, pero eso no quiere decir que la mujer debe ser una ignorante, la naturaleza, menciona Rousseau, da a las mujeres una agradable y delicada inteligencia, está bien que piensen, juzguen, amen y conozcan muchas cosas, pero sólo las que les conviene saber y es de nuevo por ley de la naturaleza que las mujeres están a merced de los hombres “toda la educación de las mujeres debe ser relativa a los hombres. Agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar de ellos, educarlos cuando niños, cuidarlos cuando mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles grata y suave la vida; estas son las obligaciones de las mujeres en todos los tiempos y esto es lo que en su niñez se les debe enseñar”.
Es menester reconocer que estas apreciaciones son ahora para nosotros bastante anticuadas, arcaicas y no dignas del contexto ilustrado en el que Rousseau vivió, sin duda existieron mujeres antes de él que ya veían estas “obligaciones” de la mujer atrasadas y carcelarias, pero dejo a la consideración del lector sus propias apreciaciones sobre la figura de la mujer que Rousseau dibujó en este último apartado de su libro.
Referencia Bibliográfica:
J. Rousseau. (2008). Emilio o de la educación. Xalapa: Universidad Veracruzana.