- revistareporte
Spinoza
Autor: José Carlos Villalobos Ávila.

Se cuenta que cuando le preguntaban al gran Albert Einstein que si creía en Dios, él respondía “Creo en el Dios de Spinoza”. Ingeniosa respuesta que posiblemente tenía la doble intención de que no se insistiera en el tema, y de obligar al interlocutor a investigar quién era ese tal Dios de Spinoza.
Baruch Spinoza nació en Amsterdam en 1632 y murió en La Haya en 1677, a los 45 años de edad. Fue un defensor del racionalismo Cartesiano y reformó la tendencia de pensamiento de la época con sus afirmaciones que pretendían explicar la realidad del individuo y su entorno.
Además de pertenecer a la corriente racionalista (relativa a concebir todo respecto de la razón), era determinista (creía que había cuestiones ya preestablecidas).
Su método racionalista partía de un fundamento deductivo (de más a menos), de un sistema ya establecido, y que todo era parte de una sola substancia (relativo al ser).
Ya en la filosofía antigua, Platón partía de las ideas para llegar a un mundo donde se alcanzaba la felicidad. Santo Tomás partía del mundo ordinario para llegar a Dios. Descartes partía del yo para llegar a Dios. Spinoza lo hace directamente a partir de la substancia divina, es decir, lo racional, y lo deductivo están mutuamente relacionados.
Spinoza advierte que para conocer la verdad, se deben tomar en cuenta tres tipos de conocimiento:
El conocimiento Sensible (por los sentidos). Capta únicamente lo singular, no hay certeza en él.
El conocimiento Deductivo. Es racional, procede de demostraciones, como las matemáticas, este conocimiento es cierto y científico.
El conocimiento por la Intuición. Es el mejor modo de captar la realidad. Su objeto es Dios, y el hombre logra una visión intuitiva de lo absoluto (Dios) que genera el conocimiento total y la felicidad.
Spinoza sostiene que hay una sola substancia, la substancia divina. Y todo lo que gira sobre ella, los entes captados en ella son extensiones de la misma substancia, eterna, infinita. Esta substancia (Dios) se manifiesta de distintas maneras, pero nosotros solo captamos dos: La extensión, y el pensamiento. Pero lo importante es que la substancia extensa y la pensante son dos formas de atributos de una misma y única substancia que es Dios. Un atributo es lo que constituye la esencia. La esencia es lo que constituye la naturaleza de las cosas. Es decir, no son accidentes, sino características contenidas en esa substancia. Con esto se demuestra la inclinación panteísta de Spinoza. Significa que creía que todo cuanto existe es parte de una naturaleza divina, pero sin accidentes, sin elementos externos a su esencia.
Entonces para entender la concepción del Dios Spinozista se puede hacer una analogía que ilustra nuestra idea: La substancia divina es como el agua en una alberca, los atributos , que son como dos aspectos de la misma agua, serían la superficie de la alberca y la parte inmersa, que está por debajo. Ambas representan la misma substancia. (Saenz, 1995 p. 125)
El Dios de Spinoza, entonces, es una substancia divina, pero racional, no espiritual, y tan inmensa e infinita que a su lado nosotros somos un insignificante accidente que no tiene interés en su naturaleza.
Por eso Einstein decía: “Creo en el Dios de Spinoza que se revela en la armonía ordenada de lo que existe, no en un Dios que se preocupa por el destino y las acciones de los seres humanos”. (Hidalgo, 2016)
Ahora ya sabes en cuál Dios creía Einstein.
Referencias bibliográficas:
Hidalgo, M. (11 de Mayo de 2016). MUHIMU. Obtenido de https://muhimu.es/inspiracional/einstein-spinoza/?cn-reloaded=1
Saenz, R. G. (1995). Historia de las doctrinas filosóficas. Esfinge.