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The Good Place (El Lugar Bueno*).

Actualizado: 19 dic 2021

Por: Wizard

The Good Place es una serie de comedia que pueden ver en Netflix. El humor puede ser considerado blanco y su notable inspiración en la filosofía. Esta serie puede ser vista por adolescentes y adultos porque las problemáticas son índole moral y ético. Y no en el sentido aburrido de la palabra, sino que en su día a día se van resolviendo algunos cuestionamientos que revisaremos.

Todo surge cuando Eleanor muere y llega al cielo. Cualquiera de nosotros estaría contento de llegar al cielo. Sin embargo, ¿merecemos llegar al cielo? Esta es una pregunta central de una vida ética y bella. La vida bella es la vida justa, la vida buena. Pero antes de continuar trate de responder dicha pregunta sin juzgar su respuesta. Solo ponga lo que surja en su mente.

Eleanor, por parte consideraba que no merecía estar en el cielo por sus actitudes en vida que se mostraran en el desarrollo de la serie. Definitivamente hay un error. Ahora, ¿qué haríamos si por error estuviéramos en el cielo? ¿avisaríamos que no somos buenos o nos quedaríamos ahí sabiendo que no nos corresponde ese lugar en el cielo y que seguramente le corresponde a alguien más? (Tome un tiempo para responder esta pregunta). Primera contradicción que hay que resolver. Eleanor toma una tercera vía: si estoy en el cielo por un error, voy a trabajar lo suficiente para que merezca estar en este lugar, el lugar bueno, el cielo.

Dentro del lugar bueno existen parejas que son compatibles, esa alma gemela con la que nos reuniremos después de la muerte. La de Eleanor es Chidi, un filósofo moral. A quien le pide, en secreto, que la ayude a ser buena. Y aquí tenemos un problema, porque si Chidi es bueno, no debe mentir, porque mentir es para personas malas. Pero si Chidi miente para ayudar una amiga es bueno. A Chidi si le preocupa realizar siempre lo correcto. Es parte de su persona, por algo que se dedicara en vida a ese estudio. Y Eleanor siempre fue impulsiva, apasionada, actuaba sin pensar mucho.

Para llegar al lugar bueno es necesario preguntarnos, ¿qué hace que algo bueno sea bueno?

Tomas Nagel menciona que primero nos enfrentamos a la regla. Esto significa que para saber qué es bueno o malo debemos ver qué reglas existen. Sin embargo, todo lo que sea regla ¿es bueno? La esclavitud fue una regla aprobada tanto por la iglesia como por el Estado. Entonces, ¿cuál es el origen de las normas?, ¿lo bueno se hace regla o es bueno porque es una regla? Esto nos adentra en un callejón donde posiblemente si la esclavitud fuera la regla lo tomaríamos como bueno.

Pero existe otra paradoja: el castigo. Cuando actuamos de manera correcta, no porque nos nazca hacer el bien, sino porque tememos hacer el mal porque esto implica un castigo. O sea, hacemos el bien por miedo al castigo. Uno de los ejemplos más claros es cuando uno va a la iglesia y toda su vida sigue las leyes que dicta Dios no por amor a Dios, sino por temor a su ira. ¿Amamos a Dios o tememos a su ira? De la misma manera el Estado. Muchas veces no rompemos reglas/leyes porque no queremos ir a la cárcel. Pero, si en alguna situación supiéramos que podemos quedar impunes, ¿haríamos el bien?

Supongamos que tienes la posibilidad de engañar a tu pareja y no hay manera que se entere, ¿lo harías? Después de responder en tu mente de manera sincera, pregúntate si realmente la amas. ¿Qué es eso que hace que nuestros valores cambien dependiendo la situación? Y la pregunta que le precede es: ¿son esos valores morales propios o simplemente los seguimos porque así se nos ha enseñado toda nuestra vida.

Eleanor empieza a actuar bien para ganarse el lugar bueno. Pero, ¿realmente es bueno actuar bien para ganarse un lugar? ¿Cuál es la motivación de Eleanor? Si estamos buscando una recompensa (ganarse el cielo), no estamos actuando genuinamente, sino que estamos haciendo el bien para obtener algo. Entonces, actuar bien para obtener algo es un acto malo pues lo que nos motiva no es la bondad sino la recompensa.

Un acto bueno se realiza sin una recompensa, ni siquiera un reconocimiento. Se hace por la voluntad de ayudar, solamente. Cuántas personas hemos visto en redes sociales grabándose realizando un acto “bueno” por likes, el reconocimiento narcisista, egocéntrico y en muchas veces económico (al hacerse viral adquiere suscriptores, seguidores, likes, interacciones que después puede cobrar). Nagel identifica que hay un egoísmo disfrazado de moralidad.

Otro punto señalado por Nagel es el daño. Esto significa que si no hace daño está permitido. Regresemos al ejemplo del engaño de la pareja. Si no se entera no la dañamos, ¿cierto? Aunque estamos mintiendo por omisión (ocultamos algo), pero siempre ocultamos algo muchas veces por vergüenza. Pero, si eso te pasara a ti no te enterarías y no te haría daño. Pero ahora estarás pensando en que tal vez te lo hicieron y eso te puede generar una neurosis. Realmente no lo sabrás. Y si no lo sabes no te están dañando, ¿cierto? Pero ya no nos sentimos igual de cómodos y buscamos una certeza. Lo curioso es cómo cuando somos nosotros la regla era más flexible. ¿Qué es eso que hace que a los otros los juzguemos más fuertes que a nosotros mismos?

SI la moralidad no la aplicamos igual a nosotros mismos frente a los otros es porque en nuestra mente hay una justificación. Puedes decir que es porque tu pareja es tóxica/o pero en realidad estás buscando un pretexto (justificación) para hacer el mal sin sentirte culpable. Así como los españoles decían que los indios no eran personas y con ello no se tentaron el corazón para torturarlos y asesinarlos, nosotros lo hacemos en nuestros vínculos emocionales. En nuestra mente siempre hay una justificación que defenderemos para poder justificar nuestras acciones negativas antes de cuestionar si nosotros tal vez actuamos mal. Y siempre llegamos a esa frase: se lo merecía.

La culpa es un sentimiento ligado a lo bueno y lo malo (moral/ético). Cuando sentimos culpa es porque de alguna manera sabemos que podíamos haber actuado de otra forma. Es el dudar de nosotros mismos. Para la religión católica/cristiana en la que nos manejamos es indispensable la culpa. Porque la culpa es una deuda. Esto significa que tu acción mala necesita ser redimida o pagada con otra acción o acciones buenas. Uno siempre debe actuar como si estuviese pagando esa deuda del pecado original. La culpa hace que TÚ, tu ser, salga de ti mismo y sea otro al mismo tiempo porque significaría que tenías la posibilidad, la voluntad, la fuerza de hacer las cosas de otra manera dejando de lado la circunstancia.

¿Y si nuestra circunstancia nos sobrepasara? Tal vez no hay otra forma de actuar en ese momento pasado porque sentíamos miedo, angustia, dolor, coraje. La diferencia que quiero hacer es que no podemos tener patrones universales para actuar, sino que es central entender la circunstancia. Esto no nos exime de nuestras acciones ni nuestras consecuencias, solamente ayuda a dar una perspectiva más amplia.

En El Lugar Bueno (serie) se dan cuenta que tenían un sistema de conteo sobre las acciones buenas y malas. En ese conteo matemático se decidía quién es bueno y quién es malo. Y bajo este conteo se mandaba al cielo y al infierno. Pero las normas planteadas eran normas muy viejas y casi imposibles de cumplir. El congreso decide hacer un nuevo sistema para el conteo moral para poder decidir quién se va al cielo y quién no. En resumen, debemos encontrar las normas morales de la época. Lo bueno y lo malo no puede ser lo mismo de hace 500 años, ni siquiera de hace 5.

Si muriéramos y tuviéramos otra oportunidad, muchos lo haríamos mejor que lo que hicimos en vida. Sin embargo, no sabemos si hay un más allá o un cielo. Pero podemos empezar pensando qué hace que nuestros actos sean buenos e ir encontrando ese cielo mejorando cada uno de nuestros actos siguiendo los valores que vamos construyendo.

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