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Todos somos filósofos

Autor: José Carlos Villalobos Ávila.

En artículos anteriores hemos señalado que la filosofía no se debe concebir como una ciencia. Carece de verificación desde el punto de vista del método científico. En lo personal, considero a la filosofía como una actitud contemplativa – reflexiva. Y es esa reflexión la que nos hace pensar, salir de nuestro cuerpo y vagar con el pensamiento intentando encontrar explicación de las cosas que nos rodean. Todos hemos estado frente a la luz de una fogata, son momentos en que nos quedamos mirando fijamente a la lumbre producto de la madera que se consume por el fuego. Quedamos extasiados, como hipnotizados, pareciera que nos adentramos en ese fuego sin que nos queme. No se siente dolor, simplemente entramos en esta contemplación, en esta actitud de la que hablamos. En ese momento estamos filosofando, y cuando conseguimos hacerlo sin fogata de por medio por fin alcanzamos esa actitud contemplativa –reflexiva.

Es precisamente en este trance que se consigue el conocimiento, se cuestionan las situaciones cotidianas y se elevan a niveles en los que aquel que lo hace, logra ir en contra de la corriente. Ya no es un borrego que sigue a la manada en lo que se le ordena. Se convierte en un espíritu libre, en un individuo que piensa, que razona.

Ese individuo libre ahora va en busca del yo. Se pregunta qué hace aquí, de dónde viene, hacia dónde se dirige. Tal es la práctica de un filósofo. Todos tenemos algo de ese filósofo dentro de nosotros, todos vamos en busca de algo. Pero algunos ceden en el camino, abandonan la búsqueda y se niegan la opción de pensar por sí mismos. Se abandonan a los placeres mundanos de lo convencional, se resisten a seguir su propia senda, porque en ella se tiene que pensar y tener una concepción propia del mundo. Se rinden sin remedio y pasan por esta vida sin la consciencia de existir.

Desde la antigüedad, los filósofos de esa época han insistido en esa libertad de pensamiento que otorga la reflexión. Heráclito de Éfeso, antiguo filósofo de los llamados presocráticos, ya formulaba una tesis con respecto al perpetuo devenir. Esa necesidad del individuo de la eterna búsqueda de sí mismo por medio de un continuo renacer. Lo ilustraba con una frase: “A todos los hombres es concedido poder conocerse a sí mismos y pensar sabiamente”. (Enciclopedia Herder, s.f.)

Sócrates, el filósofo de la razón, afirmaba “Conócete a ti mismo”.

Las diversas corrientes filosóficas tienen como fin el encontrar una respuesta para ello. Cada una mediante sus aportaciones según la época, pero siempre con el sentido de crear mentes pensantes, individuos que no se dejen llevar por las circunstancias, entes que se comprometan a utilizar la reflexión como modo de vida.

El filosofar no es un arte privativo de seres con túnicas y barbas largas. Eterna iconografía del filósofo. Sino de aquellos que buscan tener una respuesta propia (correcta o incorrecta) de lo que los rodea, por medio de la actitud reflexiva-contemplativa.

En mi diario quehacer académico, me propongo de alguna manera, que mis alumnos se adentren en el ejercicio filosófico tomando en cuenta esta práctica. No es sencillo, sin embargo, siempre los invito a intentar esta depuración, seguramente al ejercitar estas nociones muchos de ellos alcanzarán la consciencia del ser y continuarán la búsqueda para encontrarse a sí mismos. Pero si no es así, siempre existe la opción de prender una fogata.


Referencias.

Enciclopedia Herder. (s.f.). Recuperado el 30 de Julio de 2021, de https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Recurso:Fragmentos_de_Her%C3%A1clito

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