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Utopías del feminismo de Saint-Simon

Por: Paola Juárez

En nuestra última entrega revisamos el contexto de una asesina valiente y necesaria que proclamaba haber terminado con una sola vida para salvar a 100,000, ella murió guillotinada en el año de 1793.

El contexto de Charlotte Corday fue uno de muchos cambios políticos y más adelante, económicos, y fueron estos cambios y confrontaciones los que a los teóricos economistas los llevaron a idealizar una nueva organización de la civilización, utopías, les llamaban.

La realidad ha cambiado y también los medios de producción, se gesta un nuevo sistema económico que es el Capitalismo, para definirlo vamos a decir que fue el sistema económico que sustituyó al feudalismo, antes del Capitalismo el trabajo era una obligación que derivaba de vínculos de servidumbre señorial o incluso de esclavitud y el Capitalismo surgió para proponer el trabajo a cambio de Capital o bien, sueldos o salarios en vez de servidumbre para con el señor feudal, de ahí su nombre: Capitalismo, entonces se suscita una revolución de las industrias o como comúnmente se conoce, una revolución industrial y hay un nuevo modelo de progreso industrial y por lo tanto, un espíritu nuevo de desarrollo, una nueva forma de ver el mundo “Históricamente, la nueva dinámica tiene su origen en ese fenómeno de extraordinario y acelerado crecimiento económico que conocemos con el nombre de Revolución industrial. Antes de la Revolución industrial ese «espíritu de progreso» hoy triunfante en todo el mundo civilizado aparecía restringido a una minoría social, selecta e ilustrada, próxima a los sectores progresistas del capital industrial y a las nacientes capas de científicos y técnicos, hijos del racionalismo y el cientifismo del siglo XVIII”. Tenemos entonces un cambio de paradigma y por consiguiente, de nuevos ideales, gracias a la intervención de Saint Simón, nos dice Porras Nadales que “fue el primero en analizar el proceso histórico de las sociedades occidentales desde el prisma de la «producción industrial»; destacó la decisiva importancia de la nueva clase de los tecnócratas e intuyó las transformaciones en el poder político del Estado contemporáneo hacia nuevas formas de poder económico y burocrático” fue Saint Simón como estudioso de la sociedad el que comenzó a darse cuenta que esa organización social debía cambiar los ideales de competencia e individualidad por unos más regeneradores, estos consistían en la igualdad, el mejoramiento de todos los seres humanos a traves del trabajo y del manejo de las máquinas, la reducción de la esclavitud, y finalmente, la garantía de subsistencia para la sociedad entera, incluyendo a las mujeres, y todo esto gracias al progreso de lo que había sido el siglo de las luces o la ilustración.

Los teóricos economistas hombres, se dieron cuenta de que el conglomerado humano, simplemente funcionaba mejor a base de cooperación y no de segregación, o más bien, cooperar en lugar de competir, así que ellos aportaron fuerza al nuevo y recién formado feminismo y también a lo que después se llamó Socialismo.

Uno de estos teóricos economistas fue Saint Simón, el propone un cambio de organización social mediante el estudio y análisis de los distintos sistemas de organización de las fuerzas productivas en esta nueva y recién formada sociedad industrial, por supuesto que estos teóricos economistas, entre ellos Saint Simon no eran ajenos a la problemática social de desigualdad de las mujeres con respecto de los hombres, en la doctrina Sansimoniana la mujer era vista como un eslabón para la construcción de una sociedad reformada en la que tuviera un papel activo, para eso debían re-pensarse las relaciones entre los sexos y crear nuevas alternativas para la recién formada sociedad industrial “La obra de Saint-Simon tuvo que dar cuenta de la organización de esa nueva sociedad industrial, productiva en todos sus aspectos. Desde la organización de las ciencias y sus enseñanzas, la necesidad de construir una ciencia nueva, la ciencia del hombre que legitimara desde su cientificidad el nuevo orden, la nueva estructura de clases y sus poderes, la organización del nuevo Estado industrial, organización que supondrá, más que "el gobierno de las personas" la administración de las cosas”.

Saint Simón muere pero su legado sobrevive en dos de sus seguidores: Eugene y Olinde Rodriguez y más tarde Prosper Enfantin y Bazard quienes desarrollaron su doctrina, una bastante utópica la cual había quedado plasmada en la última obra de Saint Simon “El nuevo cristianismo”, en ella había planteado una sociedad política y económicamente planificada, como por ejemplo la construcción de obras públicas como ferrocarriles que unieran toda Europa, pero aparte de eso, pensaban en nuevas formas de vida en común que como nos dice el autor Neus Campillo, se convirtió más en una secta con características cada vez menos tecnócratas y cada vez más místicas, no por nada pensaba en un “nuevo cristianismo”, querían buscar entonces nuevas alternativas de la vida privada de la que habían estado manejando en la sociedad industrial, este cambio los orilló a buscar y transformar la convivencia familiar que empezó a engrandecer el papel de la mujer y la empezaron a ver como la intermediaria entre “La ciudad y la relación con los dioses”.

La mujer entonces tendría un papel mediador entre la ciudad y los dioses, esta visión era impulsada por el padre Enfantin que creía en la igualdad de las mujeres, decía que “Todo hombre que pretenda imponer una ley a la mujer no se muestra Sansimoniano" por lo tanto para él, la mujer era igual al hombre y debido a esto, la emancipación de la mujer se convierte en un objetivo y con esto crece la critica hacia la institución del matrimonio como modelo a seguir para las relaciones de género, lo que más bien quería era simplemente la vida en común por ideales de asociación y de fraternidad universal, y todos los que comienzan a seguir este modelo de pensamiento que al principio eran ingenieros y sobre todo médicos, aunque ya después se incorporan literatos, poetas, juristas, profesores y artistas, comienzan a vivir juntos en una gran casa en París para tener esa vida en común y se tratan como familia, al principio no había mujeres, salvo Madame Barzard quien solo podía asistir a las reuniones, pero no era una participante activa.

Aconteció entonces que estas personas buscaban a “La Mujer” que debía mediar entre las ciudades y los dioses y según Campillo, se trataba de una “Mujer Mesías”, las controversias de cómo debía ser, qué papel debía tener y qué tan emancipada podía ser, terminó separando a los dos líderes de esta “secta” Enfantin y Bazard, uno le encargaba a la mujer la revelación de un nuevo orden moral y el otro no quería ni siquiera tomarla en cuenta, así es que terminan por separarse y el segundo abandona a la “Familia”.

Pero ustedes se preguntarán ¿por qué la Mujer?, ¿Por qué a ella se le encargaba la menuda tarea de ser una mediadora entre la ciudad y los dioses? pues porque si el “Nuevo Cristianismo” quería la liberación, la redención y la reivindicación de los seres humanos, la mujer, al igual que el proletariado eran los que más habían estado doblados por el peso de la esclavitud, las primeras en el sentido de los deberes del hogar y para el hombre y los segundos en el sentido del trabajo mal remunerado, horas extremadamente largas, trabajo inhumano etc. estos dos grupos humanos, el proletariado y las mujeres eran los desatendidos por excelencia y es por esto que el nuevo orden moral se les encomienda a ellas, por tener un espíritu distinto al del hombre, una dulzura, ternura, cuidados, calor humano y otras tantas cualidades que ellos veían que podían contribuir a una causa pacífica, la mujer tiene la clave, pensaban los Sansimonianos.

Referencia bibliográfica:

Campillo, Neus. (1992) Feminismo e ilustración. Consultado en: https://roderic.uv.es/bitstream/handle/10550/45631/DEF%205.%20Las%20sansimonianas%2C%20un%20grupo%20feminista%20paradigm%C3%A1tico.%20en%20Feminismo%20e%20ilustraci%C3%B3n.pdf?sequence=2&isAllowed=y&fbclid=IwAR3eBJLqt9naVg0ODzuJVVpesbMtlQPtlCXc3V2Z70X9uIpJOdwsCuOckSE

Porras Nadales, Antonio. (1978) Socialismo y sociedad industrial. Consultado en:https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1273669



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